jueves, 4 de enero de 2007

Yo tengo una lista

Por la noche leo a Olga Orozco y sueño con astrólogos: que tengo que escribir sobre ellos con la profundidad de un poeta, y que decido empezar con alguien que, dice, tiene el método para ganar a la quiniela.

Ellos son la primer parada en el más allá: el tentempié cómico para adentrarse en ese mundo extraño y explicar por qué la Orozco sabía leer –gracias a sus conocimientos mágicos- las casas, las calles y las cosas.

En mi sueño aparece un devenir argumental: la comedia –de estética televisiva, similar al programa de tv que aparece en lost in translation- es la forma de presentar algo serio, casi terrible. El espectador se rie, entra sin darse cuenta en un clima emotivo que lo envuelve, y cuando menos lo espera ¡zaz!, le damos un golpe de electroshock, y al despertar tiene una idea nueva en la cabeza.

Pero volviendo al tema de la quiniela ¿por qué se deja de joder y salva al mundo, señor?.

Yo tengo una lista de gente.

Unos cuantos billetes ganadores que hagan saltar la banca y pongan recursos ilimitados en nuestras manos. Le prometemos algo más que simple diversión.

Otra que Osama Bin Laden.

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